¿Y si dejamos de creer que los jóvenes son inmaduros?

Hay una diferencia muy grande entre ser joven y ser inmaduro, ya que no por ser joven, necesariamente se debe ser inmaduro. Puesto que es absurdo pedirle a una persona de 18 años que asuma la vida como alguien de 35.

Los enfrentamientos entre padres e hijos son cada vez más evidentes al pretender que sus hijos actúen ya como unos adultos responsables, y eso no va a suceder sino hasta cuando sean eso: adultos. Lo que si es cierto es que deben actuar como jóvenes responsables, pero en medio de esa juventud están esos pequeños o grandes errores que pueden cometer y no por eso significa que son personas que no saben afrontar la vida de manera correcta.

No busco con esto justificar algunas actitudes irresponsables de algunos jóvenes, pero todos hemos pasado de alguna manera por eso. Eso sí, existen límites razonables que los padres deben colocar. No se trata de hacer lo que uno quiera sin medir las consecuencias por el simple hecho de ser joven y querer vivir feliz, ni tampoco que debemos vivir sentados “responsablemente” para que papá y mamá crean que somos adultos porque no escuchamos música con volumen alto. Debemos ser conscientes que los excesos siempre serán nocivos.

Con estas breves líneas lo que busco es que no sigas presionando o atormentado a esos jóvenes que tienes en tu vida, buscando que piensen o actúen como tú; es más bien que en medio de su inexperiencia para algunas cosas puedan ir madurando naturalmente. Y que sea tu vida la que se convierta en ese ejemplo que necesitan para ser unos adultos, felices y no amargados con la juventud.

César Peña

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