Una oración por tus hijos

Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de éluna mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era griega, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: "Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos." Pero ella le respondió: "Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños." Él, entonces, le dijo: "Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija." Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido. Marcos 7, 24 – 30

La experiencia de ser padre o madre es algo que nos marca por toda la vida; desde esa primera miraba al nacer hasta la actualidad existe un vínculo que nada lo podrá romper. Es cierto que en ocasiones las circunstancias de haber concebido un hijo no fueron las mejores, pero eso ya quedó en el pasado; el esfuerzo como padre o madre han hecho que cada momento con tus hijos sea inolvidable. Eso sí, también te has equivocado, claro que no fue con intención de dañar, más bien la poca experiencia y emociones mal enfocadas hicieron o hacen que ciertas acciones causen daños en aquellos que amas.

Hoy quiero proponerte que le des gracias a Dios por la vida de tus hijos, que no importa las circunstancias que hayan vivido o estén viviendo, lo importante es que son un regalo de Dios. Te propongo una pequeña oración que va a tratar de reflejar ese gran amor que les tienes:

“Señor Jesús, hoy vengo ante tu presencia con toda la disposición para descubrir el plan que tienes para mis hijos, sé que no ha sido fácil poder encaminarlos y he encontrado dolor en esta experiencia. Quiero agradecerte por que me hiciste instrumento del don de la vida que nos regalas, te agradezco infinitamente por la vida que les regalas, ellos son tuyos, solo me los prestas mi Dios; gracias porque a pesar de todo, Tú nunca los dejas solos, eres su padre y su amigo, también su consejero Señor, por eso te agradezco desde lo más profundo de mi corazón, y confío que siempre estás con ellos”.  Amén.

César Peña

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