¿Soy el mejor o soy el peor?

Aún recuerdo cuando me preguntaba si soy o no mejor que los demás, y es esa pregunta la que por mucho tiempo en mi adolescencia marco muchas de las decisiones que tomé. Creo que es muy común que pasemos por esa etapa en la vida, la cual nos hace creer que lo podemos todo o no podemos nada.

Hoy quiero que empecemos a ser consciente que cada uno de nosotros tenemos capacidades distintas, ya que siendo los mejores en lo mismo no tendría ningún sentido, además de ello existen ciertas circunstancias que nos hacen dejar nuestros sueños de lado o modificarlos.

La comparación es un trampolín cuando la haces con personas que tienen un nivel muy por debajo del tuyo. Cuando hablo de nivel me refiero no a dignidad sino más bien a ciertas características que son visibles, por ejemplo: calificaciones, deportes y demás. En esos casos claro que nos sentiremos como súper héroes frente a los demás; pero ¿Qué pasa cuando eres tú el que se encuentra por debajo? Cuando vemos que nuestra vida no es la gran vida “exitosa” que tienen los demás podemos caer en un nivel de tristeza que inclusive en muchos de los casos es una base firme para deprimirnos profundamente.

No busco que con solo leer esto empieces a saltar de alegría porque aprendiste a valorar tu vida, lo que quiero es que tomes un minuto para descubrir que puedes estar en alguno de estos dos lados de la historia, y que únicamente tú puedes decidir qué hacer. Las personas en ocasiones creen que es muy sencillo decir: “amo mi vida”, pues te lo digo por experiencia, no es tan fácil como lo pintan los demás, es un proceso que tiene su inicio y que termina solo si el involucrado decide caminar.

Te invito a iniciar con algo sencillo, puedes por ejemplo buscar una cosa por más pequeña que sea y saber que eso lo haces con todas las ganas y te queda espectacular, eso sí, si lo compraras con otros puede que haya alguien al que le salga mejor, suena duro, pero ese es el problema de la comparación. No será sencillo dejar de compararse con los demás y más aun sabiendo que vivimos en una sociedad que nos vende una competencia desmedida y desequilibrada, ya que jamás existirá una competencia real entre una modelo o un cantante famoso con un adolescente como tú.

El camino es difícil, porque la vida no es sencilla. El reto no es vivir sin medida o sufriendo en silencio, es más bien vivir al máximo reconociendo nuestras limitaciones y fortalezas, que si hay más de un lado no importa, lo importante es que tu manejas tu vida.

César Peña

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