¿Cuál es tu mayor ofrenda?

Hoy quiero recordar la mayor ofrenda que existe en el mundo, la cual hizo que cada uno de nosotros alcancemos la salvación y la vida eterna. Jesús no sólo nació, murió y listo, esto fue un proceso de salvación para la humanidad; tuvo que vivir como uno de nosotros.

En ocasiones queremos ofrendar o entregar lo mejor, y olvidamos que nuestra vida es la mayor ofrenda. Tú puedes entregar todo lo material que tengas, pero si no ofreces tu vida a Dios no tiene ningún sentido eso.

Entregar tu vida implica conocer cómo es tu diario vivir en primer lugar, ya que para ofrecer algo hay que estar seguro de lo que estamos dando. A veces nuestra vida es un verdadero misterio, ya que desconocemos nuestras capacidades y virtudes, las cuales pueden ser de gran ayuda para los demás.

Jesús sabía realmente cuál era su misión en el mundo, por tal razón entregó toda su vida por la humanidad. Lo mismo debes hacer tú. Empieza a buscar aquello que te hace valioso -primero tu vida-, y descubre cómo puedes servir a los que te rodean.

Si recordamos, Jesús hizo muchos milagros mientras estuvo como hombre con nosotros; lo mismo debes hacer. Ya que milagro no sólo es curar una enfermedad sin necesidad de medicamentos. Milagro es la presencia de Dios en lo más sencillo o grande de la vida, es la manifestación amorosa de Dios hacia nosotros.

Recuerda que tu vida debe ser la mayor ofrenda, pero no sólo muriendo, sino más bien trabajando cada día para que las personas de tu alrededor conozcan por primera vez o un poco más de Dios.

Que cada vez que te dirijas a alguien, encuentren tu vida como ofrenda, que sepan que cuentan contigo, que encuentren consuelo, esperanza, alegría, paz en cada detalle de tu vida. Eso es ofrendar la vida.

Busca ser cada día más como Jesús, que no sólo nació y pasó a morir en la cruz; sino más bien cada segundo de su vida se entregó como ofrenda por los demás.

César Peña

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