Juntos, pero no revueltos

Hay ocasiones especiales en que como familia nos sentimos juntos, o diría más bien, nos juntamos. Normalmente ese juntarse es en torno a una alegría, una pena o una amenaza. Puede sonar drástico, pero es una realidad que acompaña la vida.

Cada vez que estamos juntos vemos claramente ese algo en común que nos une, pero también mientras pasan los minutos, horas, días o semanas encontraremos pequeñas o grandes diferencias; es sorprendente ver como en antaño todos éramos tan parecidos y ahora lo parecido -en algunos casos- es únicamente el apellido.

No se trata de ser pesimistas y creer que ahora nada nos une, es más bien ser conscientes que las diferencias servirán para enriquecer la familia. Nuestros familiares pueden pensar muy diferente a nosotros, estar de acuerdo o desacuerdo con respecto a algunos temas, pero eso no significa que la diferencia o roce que surja sea personal. Es más bien, poder ser auténticos sin sentir que los demás te juzgarán por ello.

Familia es familia, pero no todas las maneras de pensar y actuar podrán compartirse. Si existen malas actitudes que van contra la propia familia deben corregirse, pero no siempre serán bien recibidas esas correcciones, que eso no te desanime.

No se trata de juzgar o creerse de mejor o peor casta frente a tus familiares, es más bien saber disfrutar cada momento por grande o pequeño que sea, buscando siempre unirse en torno a una causa común, eso sí, cada uno según su realidad.

Si se genera un cambio o no, debes ser consciente que siempre serán parte de tu historia, serán los tuyos, y que podrán estar juntos, pero no revueltos.

César Peña

1 Respuesta

  1. Es cierto, para estar en familia es necesario también, tener tacto, para no perderlos porque ellos son más duros que los amigos.