Vestirse bien

La primera impresión dice mucho de cualquier establecimiento, es por ello que las entradas a los hoteles son muy lujosas, los grandes pórticos en las ciudades antiguas siempre han impresionado, la sonrisa de la persona que te recibe en un evento, etc. Por esta misma razón debemos ser conscientes que la imagen ayuda a acercarnos un poco más a las personas; con esto no quiero decir que nos tenemos que alejar de quien vista diferente a nosotros, de lo que se trata es que tu vestimenta debe reflejar tu forma de ser.

Si eres cantante de rock vístete como tal, pero si eres gerente de una gran empresa creo que no se vería tan bien en la junta directiva ese atuendo. Obviamente que hay personas que son gerentes y visten como estrellas pop, pero no todos tenemos aquel estilo. No hay necesidad de comprar la ropa más cara que exista, es más bien saber usar lo adecuado para la ocasión adecuada, por eso no es obligatorio estar siempre de traje y corbata - existen momentos para vestir informal o casual- .

Es natural que muchos digan: “A mí no me importa lo que digan de mi manera de vestir, ya que yo valgo por lo que soy” -eso es respetable- pero también es viable que sepamos conjugar con ciertos criterios de convivencia, ya que no veo asertivo ir de sudadera roja a un funeral o de smoking para pasar un día jugando en la playa.

Lo que debemos saber finalmente, es combinar con nuestro entorno sin romper los límites de los demás o los nuestros. Una presentación adecuada siempre será un punto a favor o en contra en un conjunto de propuestas para una o muchas personas. No hay que olvidar que la identidad personal no debe cambiar, sólo la manera de presentarla al público; es por eso que las matemáticas se siguen enseñando desde la primera infancia hasta un doctorado, y lo único que cambia es la manera como se presenta los ejercicios a los estudiantes, pero siempre seguirán siendo las misma y tan importantes fórmulas matemáticas.

César Peña

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