Un camino difícil

Existen días en los cuales el camino que tenemos no es nada fácil. Hay momentos en que nos cuesta mucho a los líderes mostrar fortaleza; puesto que las dificultades de  la vida nos golpean con fuerza. No se trata de golpes a uno como persona, sino más bien a las personas que amamos.

En estos días experimento ciertas situaciones con mi familia y no es sencillo salir y dar conferencias o guiar a las personas teniendo siempre presente en mi mente a mi pequeño hijo. No voy a mentir, pero quisiera llorar y decir ya no soporto más. El problema es que hemos creído que no lo podemos hacer.

Hoy quiero recordar gracias a la situación que estoy viviendo, que un líder debe saber reconocerse débil si así lo amerita la situación, ya que hay situaciones que se escapan a nuestras fuerzas o estrategias.

Nos hemos engañado por mucho tiempo creyendo que quien está al frente no puede pedir ayuda o sentir que no puede más, se trata de saber mantenerse firme sabiendo que la situación tendrá un desenlace real, obviamente se espera que ese desenlace sea favorable, lo cual no siempre es así.

Reconocer la debilidad no significa dejarse caer y no levantarse, significa más bien a mi modo de ver: avanzar aunque sea arrastrándose, ya que en ocasiones tendremos que hacerlo, sabiendo que aquel dolor o impotencia que se siente es lo más normal del mundo, ya que no olvidemos que somos seres finitos y con limitaciones.

No quiero que creamos que hay que hundirnos en la depresión o la desesperanza, pero tampoco seamos ilusos y pensemos que nada nos va a afectar. Es más bien sentir, pensar y actuar desde la realidad que tengamos sin dejar que eso maneje nuestra vida, para todo hay una salida, sea la que esperas o no, pero es una salida.

Un líder sabe estar de pie, también arrodillarse, en ocasiones caer, pero siempre debe saber levantarse.

César Peña

Los comentarios están cerrados.