¿Todo queda en casa?

En la casa la pasamos bien, disfrutamos momentos especiales, pero además de ello también existen momentos no tan gratos que se viven; las peleas, disgustos, enfermedades, necesidad y demás dificultades que suelen venir.

Es normal que cada persona al verse enfrentado a una dificultad busque ayuda y soporte para no caer en la desesperanza, pero debemos recordar que esa persona no debe ser la primera que se cruza en tu camino. A veces cometemos la equivocación al abrir nuestra “caja de secretos” a todas las personas con las que compartimos.

Una realidad que se está viviendo debe ser tratada con prudencia y delicadeza, ya que tú no sabes cómo puede reaccionar la persona que tienes al frente; existen casos en los que las personas ya no te vuelven a ver como lo hacían antes e inclusive hay amistades que se acaban o respetos que se olvidan al conocer la humanidad de otra persona.

También es común encontrar que al tener problemas en la familia, vamos y nos desahogamos con papá o mamá, dejando así mal parado al esposo o esposa frente a ellos. ¿Qué tan saludable es involucrar a los suegros en peleas de pareja? Si ellos no tuviesen un vínculo tan fuerte con nosotros sería lo más apropiado, pero sabemos que la sangre siempre va a ganar y buscaremos proteger a quien es más cercano a nosotros.

Hay problemas que se pueden resolver sin necesidad de involucrar a otras personas -amigos, familia, trabajo- y es cuando debemos recordar que somos personas adultas capaces de conciliar y solucionar inconvenientes que suelen aparecer. No se trata ahora de guardarse golpes y humillaciones sólo por no dejar mal parada a tu pareja, cuando ya se rompe el límite del respeto y dignidad debes buscar e involucrar a personas que puedan ayudarlos, y si es necesario denunciar, hazlo.

A veces creemos que por ser creyentes en Dios debemos aguantar hasta que nuestra vida esté en riesgo; Dios jamás te pedirá que renuncies a tu dignidad por amar a alguien. Hay problemas que se pueden solucionar en casa con calma y madurez, pero hay otros que deben ser apoyados en personas competentes que no sólo se dejen llevar por las emociones -un amigo normalmente se pone del lado de uno-. Debes buscar una persona imparcial que sea capaz de mostrarte la verdad aunque implique decirte que estás en un error.

César Peña

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