Peleas de pareja

A veces la pareja inicia peleas partiendo de malos entendidos o pretextos razonables y hasta comprensibles; lo más común que encontramos en el día a día son detalles que nos hacen asumir un futuro terrible que probablemente no vendrá, pero si discutimos por ello. La idea es saber asumir que existen momentos difíciles, pero hay que saber superarlos.

NO PIENSES POR TU PAREJA

En ocasiones las parejas suelen completar las frases o “conocer” por adelantado lo que la persona que tiene al frente quiere decir. Probablemente el historial de discusiones hace que cada persona asuma una frase o expresión de la peor manera. Uno debe darse la oportunidad de escuchar los argumentos y razones que tiene la persona al momento de hablar y no gracias al enojo bloquearse y asumir siempre una frase que aún no se ha dicho.

NO FORZAR

El desespero por querer solucionar o aclarar las situaciones es tan grande que en ocasiones nuestro enojo hace que nublemos nuestro entendimiento y violentemos con preguntas buscando a la fuerza una respuesta. Hay momentos para aclarar las cosas, pero ese momento debe ser buscado por ambos; no se trata de afanarse para “librarnos” del dilema que se vive, es más bien que por medio de estrategias tratar de hablar en el momento y lugar adecuado.

RESPETA AUNQUE NO LO HAGAN

Hemos crecido creyendo que “no dejarse” significa ofender a los demás, pero la idea no es esa; no estoy diciendo que debes aguantar porque así lo hace la gente buena, es más bien que mientras una persona busca ofender con sus palabras debes hacerte a un lado para que aquello no termine siendo una riña callejera. Si tienes la oportunidad de salir del lugar es lo más objetivo que puedes hacer, pero no creas que quedarte a pelear te hace mejor persona que los demás. La madurez se pone a prueba y ésta es la oportunidad.

NO TE RESISTAS

Siempre uno de los dos es quien quiere tratar de arreglar las cosas, a veces es quien lo inició todo o en otras ocasiones no; pero la persona que no lo hace debe estar dispuesta a tratar de buscar un arreglo que beneficie a ambas partes. El problema de las discusiones de pareja es que volvemos a ser niños, y no hablo de esos niños tiernos que escuchan atentamente, más bien de aquellos que se dejan llevar por el infantilismo y nos les importa nada y mucho menos entienden razones. Las parejas deben saber que aunque tengan razones de sobra para discutir es momento de priorizar la relación y el objetivo en común que se tiene: ser felices.

 

La convivencia no va a ser sencilla; pero es en las pequeñas cosas que nos hacen perder la paciencia, que vamos aprendiendo a entender a las personas y descubrir que todos fallamos en algún momento, y a pesar de todo, siempre quien debe ganar es el amor.

 

César Peña

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