Para padres de adolescentes

Ser padre, de por sí no es sencillo. Hay dificultades que deben ser asumidas en el caminar diario: salud, economía, educación, espiritualidad, emociones, etc. Siempre se habla de la tan "espantosa" adolescencia y muchos padres inclusive le temen a aquella etapa, olvidando que cada uno de ellos ha pasado por la misma y por obvias razones se tendría que saber enfrentarla y ser guía de un hijo.

Quisiera proponer algunos pasos que pueden ayudar a tener una mejor relación con aquel adolescente que alguna vez fue ese tierno bebé que te derretía tan sólo con una sonrisa.

 

1.Respete los sentimientos

No es raro que creamos que los problemas de adultos son más importantes que las “frivolidades” de un adolescente. Todos tenemos derecho a manifestar nuestras emociones de alegría, tristeza, enojo y demás; el error más común es minimizar las emociones de un adolescente, creyendo que es sólo una pataleta más. Como padre debes saber entender que es su momento y poder ser un apoyo para que esa emoción sólo sea el pretexto para así madurar como persona; pero sí en cambio de ayudar lo que haces es regañar, humillar, minimizar, estereotipar e inclusive burlarte de aquel dolor que sufre una persona y más aún la persona que busca tu ejemplo y apoyo, lo único que se logrará es alejamiento. Comprende los sentimientos, sin llegar a romper el límite del respeto, puesto que tampoco es saludable que se falte el respeto por estar triste o enojado.

2. Sepa escuchar

La escucha es fundamental para poder entender a un adolescente; se debe estar dispuesto y atento cada detalle, situación que ha pasado. Es momento de saber escuchar argumentos, reclamos, conflictos, ya que si el padre no es quien lo hace sencillamente en la calle hay muchos que si lo “escucharán” y hasta aconsejarán. Lo que necesita cada ser humano es saber que es importante para alguien, y el respeto se expresa también tomándose un tiempo para conocer y saber del otro. No se trata de “escuchar” viendo la televisión, es tomar un buen tiempo para poder conocer lo que vive tu hijo en este momento; tampoco quiero decir con ello que se debe invadir y aturdir con sin número de preguntas. A veces basta con una sola interrogante para poder desnudar el alma.

3.Dialogue con calma

No puede haber escucha sin diálogo. No se trata de quien más grite tiene la razón, o simplemente de imponer por ser el papá; las personas se equivocan y lo que buscan es comprensión. Al momento de gritar estás cerrando la única puerta que puede existir entre un adolescente y su padre. No consiste simplemente de informar sobre tus argumentos, se trata más bien que por medio de una conversación fluida y hasta alegre se llege a acuerdos saludables. No olvides que uno comunica no sólo con las palabras, así que debemos tener asertividad con los gestos, frases, ejemplos que a veces muestran lo contrario de lo que decimos.

4.Exprese el amor

Es conocido que los adolescentes lo que menos quieren externamente es un abrazo de papá o mamá, pero en el fondo aún lo siguen añorando. Expresa el amor que tienes por tu hijo, no importa la edad, el lugar, la hora; aunque se “moleste” dile siempre que lo amas y que estás orgulloso de él o ella. No sigas asumiendo que sabe que lo amas, es momento de demostrarle con los detalles más absurdos de la vida el amor que sientes; un helado, un disco, una flor, un chocolate, una canción pueden ser el pretexto perfecto para romper ese muro que existe aún. Lo más sencillo es dar un abrazo, pero es lo más maravilloso que se puede recibir de un padre.

5. Guíelo en el camino hacia Dios

Nada de lo anterior puede funcionar al cien por ciento si no se está de la mano de Dios. La adolescencia es la etapa en la que se define la identidad de una persona y eso incluye la espiritualidad de cada uno. Como padres hay que responder por la fe de nuestros hijos y eso no se trata de enviarlos a la comunidad o parroquia para que les enseñen, eso se enseña desde casa con el ejemplo en cada detalle del día a día.

 

Nunca será fácil ser padre o madre de un adolescente, mejor dicho: Nunca será fácil ser padre o madre, pero siempre será una gran aventura que formará –si lo queremos– grandes hombres y mujeres felices para mejorar nuestra sociedad .

César Peña

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