Acercarnos a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, puede que para muchos sea algo no tan familiar, ya que en ocasiones se oye hablar de prácticas hermosas demuestra Iglesia, pero por desconocimiento o falta de impulso se dejan pasar. Si recordamos, en la Biblia hablar del corazón no es solo mencionar un órgano o musculo, es algo mucho más grande, que implica la esencia del hombre y por consiguiente lo más profundo de Dios. Es por tal razón que acercarse al Sagrado Corazón de Jesús, significa sumergir la vida en la profundidad de su amor, ese amor que viene a darte el descanso que anhelas, la esperanza que en ocasiones se pierde y la alegría que iluminará tu vida y la de los tuyos.
Si decides colocar tu vida en el Sagrado Corazón de Jesús, no se quedará en un acto de devoción, sino más bien, empezará a ser distinta; cada una de tus sueños y proyectos, se verán transformados por su inagotable amor, ese amor que te acompañará por siempre, cumpliéndose hasta el final de tus días la gran promesa: “No morirán en pecado ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les será asilo seguro en aquel último momento.”
Que a ejemplo de Santa Margarita María de Alacoque, tu vida sirva de instrumento para que con tu testimonio puedas atraer los corazones al Corazón de Jesús, empezando siempre por tu familia. Recuerda ir ante su presencia en el Sagrario, y dejar que su corazón caliente esas áreas frías de tu vida, que ilumine tus oscuridades, para que tus pensamientos y sentimientos sean siempre dirigidos por su Santa Voluntad. Nadie que abre su corazón a la completa presencia de Jesús, sigue siendo igual; sucede una transformación inexplicable, verás como cada uno de los sacramentos que recibiste se evidencian más en cada uno de tus actos.
Solo repite: ¡Oh dulcísimo Corazón! Ya que dijisteis: Qui fecerit voluntatem Patris mei, ipse meus frater est, yo quiero ser tu hermano.
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