¿Otra vez embarazada?

La expresión de sorpresa que las mujeres encuentran frente a estar embarazada es en muchos casos gratificante, pero el problema está cuando algo tan grato, se convierte en una  expresión ofensiva y viene acompañada de cuestionamientos sobre por qué tener más de uno, dos, tres o los hijos que una pareja decida.

Existe un gran grupo de personas que se dedican a opinar y juzgar la vida de los demás, sumado al miedo a la responsabilidad y peor aun cuando el mal concepto de libertad los conduce en su diario vivir es una combinación tóxica al momento de opinar sobre la vida de los demás. Alguna vez hablaba con una mujer que estaba viviendo un momento difícil por tener un hijo más, y lo que realmente me dolía e indignaba es que lo difícil que la estaba pasando no era por complicaciones del proceso de gestación, tampoco porque no quería tenerlo o algún agente directo con el proceso que vivía, su dolor era generado por los comentarios y opiniones poco asertivas e inclusive mal intencionadas de su entorno: familia, amigos, trabajo, estudio, etc.

Es triste ver como algunas personas apropiándose de algún “derecho” se meten en la vida de una persona con comentarios y hasta burlas porque alguien se atrevió a ser padre o madre una vez más; los demás se “preocupan” tanto como si ellos fuesen a donar dinero, tiempo, amor y todo lo que necesita una nueva vida.

Hoy quisiera dedicarles éstas líneas a aquellas personas que se sienten juzgadas por atreverse a tener un hijo más.  Nadie tiene derecho a indignarse u ofenderse porque le dices si a la vida, y mucho menos si nunca siquiera se ha preocupado por tu vida y ahora si les “interesa”; sólo los cobardes atacan a una mujer que está viviendo una etapa tan hermosa como lo es un embarazo. Se habla tanto de violencia de género, falta de igualdad y somos capaces de alzar la voz en favor de la ecología y olvidamos que debemos cuidar no sólo el agua, las plantas y los animales; hay que proteger y respetar primero a la persona que se cruza en mi camino, ya que es un ser humano al igual que yo.

La felicidad de tener un hijo no debe opacarse por los comentarios de quienes se sienten con derecho a decir que deben hacer; somos capaces de emitir los comentarios más inoportunos como: “que gorda que estás”, “no tienes televisor”, “estás armando un equipo de fútbol”, etc. Me permito hoy ser directo con aquellas personas que irrumpen en la vida de los demás para hacer sentir mal y les digo: ¡NO SE METAN!

Pido a Dios por todas las mujeres que han sido víctimas de ese tipo de violencia y les recuerdo que la gracia de tener una vida, no se compara con todos los viajes y cosas que puedan disfrutar quienes juzgan tu proyecto de vida.

César Peña

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