Pensar es lo más productivo que puedes hacer con tu cerebro, ya que a veces preferimos “matar el tiempo” – eso debería ser un delito –. Una persona que busca salir adelante obviamente debe pensar antes de actuar y ser asertiva al momento de verse enfrentada a tomar decisiones que marcarán la diferencia en su vida.
Alguna vez alguien me comentaba sobre un hecho particular de su vida, en el cual por tanto reflexionar sobre hacer algo bueno, terminaba dejándolo de hacer, ya que otro lo hacía sin pensarlo dos veces. La reflexión es una capacidad que muchos han dejado perder en su vida, es por eso que vemos día a día grandes inicios de proyectos pero que quedan en emociones y buenos deseos. La diferencia entre el éxito y el fracaso es la reflexión que realices en las cosas que emprendas.
En la vida tenemos oportunidades valiosas, las cuales dejamos pasar pensando demasiado en cómo hacerlo o si debemos hacerlo. Claro está que debes aplicar una evaluación sobre cada acción que realizas; hay evaluaciones más largas que otras, pero siempre nuestro criterio está involucrado. Pero no por ello debes dejar de emprender grandes cosas por pensar demasiado.
¿Cuántas alegrías hemos dejado de regalar a los demás o a nosotros por detenernos demasiado en evaluar la situación? Evalúa si, pero recuerda que toda reflexión debe tener su límite. Hay ocasiones en la vida que no nos da tiempo siquiera para pensar, son circunstancias en las cuales se tiene que actuar inmediatamente.
Ayudar a alguien, regalar una sonrisa, abrazar, aplaudir, etc son de las cosas que debes hacerlas sin pensar, ya que en tu vida debe ser como un reflejo de tu corazón. Mientras más te formes y cultives tu intelecto y emociones practicando todos los días con tu vida hacia los demás, tendrás más práctica y no habrá que pensarlo tanto, ya que la experiencia te enseñará a actuar al instante sin equivocarte y si te equivocas, existe un camino para enmendar. Recuerda que hay una realidad en la que se necesita actuar.
