Mi encuentro con Dios

Cuando la gente me pregunta sobre mi encuentro personal con Dios, yo respondo: “Es muy aburrido mi testimonio”, ya que no fui drogadicto, ni borracho o algo así de complicado para impactar al momento de contarlo. Pero borracho o no, Dios cambió mi vida por completo.

Desde el momento que decidí aceptar la invitación de Dios para conocerlo descubrí que vine a este mundo con una misión: Ser feliz. No se trata de vivir feliz olvidando a los demás, es más bien que esa felicidad que vivo cada día pueda ayudar de alguna manera a las personas con las que me rodeo o simplemente me pueden ver por algún medio.

Recuerdo aún cuando era un muchacho -hace muy poco jajaja- y pensaba que había nacido para sufrir y dejar que la vida pase sin sentido, creyendo que la felicidad se encontraba en el tener y no en el ser, pero en cuanto me acerqué a Dios mi vida fue cambiando.

No se trató de una fórmula mágica que me hizo un ángel de la guarda o que se llevó de la noche a la mañana los pensamientos que dañaban mi vida, fue más bien el inicio de un camino diferente y maravilloso.

Hoy puedo decir sin miedo a equivocarme que “no imagino mi vida sin Dios”, inclusive descubrí que podía hacer cosas que jamás habría imaginado hacer, por ejemplo, hablar frente a los demás, ya que durante toda mi época escolar fui demasiado tímido para expresarme y eso me trajo inconvenientes y hasta sufrimiento.

Es sorprendente lo que uno puede descubrir al adentrarse en el camino de Dios, no se trata solo de sentir algo especial y ya, es cambiar la vida por completo. Claro está, tendremos altibajos porque la vida tiene sus dificultades, pero es en medio de esas dificultades que viene a mi memoria la experiencia profunda que tuve, y eso me recuerda que: Si Dios lo hizo una vez, puede hacerlo de nuevo.

Finalmente, te invito a descubrir o redescubrir esa misión que tienes en la vida y a partir de ella puedas cambiar tu vida por completo, ya que no naciste para sufrir, Dios te pensó diferente.

César Peña

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