La huella queda

Cada vez que se sufre un golpe, así no lo notemos queda una huella marcada, más o menos como cuando caminamos por la playa. Sea por medio de un hematoma o en la memoria de nuestro cuerpo. No siempre quedará una marca visible, a veces queda simplemente en el inconsciente. La ventaja en la orilla del mar es que las huellas en la arena se borran tarde o temprano, pero en la vida no es tan sencillo.

En mi vida he encontrado muchas personas que aún siguen actuando como cuando la vida no importaba, que aún juegan a vivir y no viven como debería ser. Siguen haciendo pataletas o dejándose llevar por las emociones frente a problemas que se deben resolver por medio de diálogo y acuerdos significativos como lo hacen los adultos.

Quiero proponer unas cuantas pautas para no dejar huellas que en un futuro causen daño a los demás o simplemente nos acostumbremos a vivir como si nada tuviese consecuencias, ya que el orgullo no siempre va a triunfar.

  • NO ME JUNTO CON ÉL

Aún recuerdo cuando uno era pequeño y se peleaba con algún compañero, y lo primero que hacía era aislarse y alejarse de la persona que nos incomodó. Llegaba más lejos cuando buscábamos convencer a los demás de no juntarse con aquel compañero que nos causó incomodidad. En la realidad debemos saber convivir aún con las personas que no nos caen bien; no estoy diciendo que aguantes el maltrato de los demás, sino más bien que sepas vivir no como un niño. Recuerda que puedes convencer a los demás con una idea que te convenga, pero tu vida tarde o temprano mostrará que aún sigues siendo niño.

  • LE VOY A DECIR A MI “MAMÁ”

Alguna vez dijiste eso o simplemente lo escuchaste; es natural saber que cuentas con alguien que te defienda frente a una amenaza o daño recibido. No siempre tendremos quien ponga el pecho por uno en la vida, hay momentos en los que debemos saber defender nuestras ideas con argumentos y no con un simple: “así soy yo”. Creemos que la gente está en la obligación de aceptarnos así como somos y no nos damos cuenta que en medio de todo el talento que podamos tener, también hay mucha inmadurez que nos costará aceptar; el primer signo es negarlo.

  • CUANDO SEA GRANDE…

Es genial cuando cada persona quiere crecer, pero la idea que quiero tratar es ¿por qué quiero ser grande? No sirve de nada buscar llegar a una cúspide para poder pisotear a quienes tengo bajo la mirada, o inclusive poder desquitarse de quien alguna vez nos dañó o incomodó.

La vida es maravillosa como para desperdiciarla congelándonos en una etapa que debió ser disfrutada y superada hace tiempo.

César Peña

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