La alegría

Que chévere es sentir alegría por algún suceso favorable que experimentamos y es así como se nos modifica el estado de ánimo por una hora, día semana e inclusive mucho más tiempo. La juventud es tan maravillosa, porque  nos permite mostrar ciertas emociones que al llegar a ser adultos las olvidamos o hasta nos da un poco de vergüenza manifestarlas -excepto una-. Quisiera mencionar las más comunes.

  1. Sonreír

Una sonrisa es tan sencilla de manifestar pero a la vez dan difícil de mostrarla. Se debe aprender a sonreír siempre, pero eso sí, sin llegar al extremo de burlarse de las personas, ya que es muy conocido que en la juventud tendemos a desarrollar la ironía que en ocasiones se vuelve sarcasmo. Entonces ¿en qué momento puedo sonreír? Pues en todo momento, porque una sonrisa cambia la vida no solo de quien la realiza sino también de quien la recibe.

  1. Reírse

No confundamos la risa con la sonrisa; la risa va más allá porque es una expresión más grande de la emoción que tenemos por alguna circunstancia que vivimos y nos causa aquel efecto. En la juventud uno se ríe de todo; que grato es reírse con ganas junto a tus amigos e inclusive por algo que puede ser hasta absurdo. Entre amigos podemos reírnos de alguna anécdota, vídeo, meme, frase, etc. Saber reírse inclusive de uno, ya que tenemos derecho a hacerlo primero para poder reconocer nuestras falencias y debilidades. Inclusive al reírse de algo doloroso podemos asumir aquella situación con mayor facilidad.

  1. Burlarse

Entre amigos uno acostumbra burlarse de ciertas circunstancias, pero recordemos que la finalidad de la burla es reírse de manera malintencionada de una cosa o persona, buscando por medio de la exageración de algún hecho inusual o negativo hacerla quedar en ridículo. Es por ello que se debe tener cuidado cuando uno no sabe diferenciar la risa de complicidad y la burla. Algunos me dirán: “Con mis amigos y familiares nos burlamos mutuamente”; si no buscan humillar con eso o hacer quedar en ridículo, eso no es burla, lo llamaría un momento de diversión.

La alegría es saludable y necesaria en nuestra vida, pero siempre respetando los límites y diferenciando lo antes mencionado. No puede existir una alegría verdadera cuando hace sentir mal a alguna persona, ya que la alegría se comparte y transforma la vida de todos.

César Peña

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