Mi familia tiene la culpa

Mi familia tiene la culpa, fue la respuesta que me dio una persona cuando le preguntaba sobre su actitud frente a la vida. Y después de indagar un poco sobre su historia creo que tenía razones válidas para poder responder así. Pero ¿qué tan real puede ser esa respuesta?

En ocasiones llegamos a cierta edad en la vida y actuamos de manera poco adecuada, por consiguiente, cosechamos frutos amargos o pequeños, pero el problema no es ese, ya que decisiones equivocadas todos hemos tomado en algún momento de la vida. El problema nace cuando queremos salir libres de responsabilidad porque soy resultado de lo que hicieron conmigo durante mi crianza.

No puedo negar que hay historias familiares que son muy complicadas y duras, pero también sería un mentiroso si no te recuerdo que tienes las suficientes capacidades para poder aceptar y superar esas realidades. Digo esto porque algunos aún siguen creyendo que nunca podrán superar aquel dolor.

Hoy quiero invitarte a iniciar un camino de libertad, dejando atrás esas anclas que lo único que hacen es traerte dificultades, dolor y falta de felicidad. Te propongo tres acciones para que tu familia no siga siendo la “culpable” de tu vida actual.

  1. ACÉPTALOS TAL Y COMO SON

Muchas veces el problema de las personas es querer que los demás sean como uno los espera, y eso no es malo, porque tenemos derecho a crearnos expectativas. Lo duro es cuando se sufre porque no tuvieron el papá amoroso que tanto desearon, o que les hubiese gustado sentirse protegidos por los suyos y demás. Debes aprender a aceptar que los integrantes de tu familia no son como los personajes de película que esperabas, ya que tienen defectos como tú y como yo. Eso no significa que debes legitimar sus acciones, es más bien que aceptes que no son seres celestiales y que puedes ayudarlos a ser mejores.

  1. CONOCE SU HISTORIA

Es claro que no podemos exigirle una buena calificación en matemáticas a un estudiante que nunca ha recibido una clase como tal; eso pasa en la familia, las personas de las cuales esperamos una buena actitud terminaron defraudando y hasta dañando nuestra vida. Pero lo que no te has puesto ha pensar es que ellos también tienen una historia a la cual culpan.

No quiero que los justifiques por su pasado sabiendo que te estoy invitando a no culpar al tuyo. Es más bien que decidas hoy reconocer que los demás también sufren y están actuando únicamente culpando a su historia; tú debes empezar a romper esa cadena de malas actitudes y culpas de tu familia, para hacerlo debes también comprender el dolor del otro.

  1. LO BUENO, HAY QUE DARLO

Es fácil quedarse en el dolor y decidir únicamente asumir la posición de víctima, y más aún si hay razones para serlo. Pero te invito a hacer lo contrario, a que seas tú quien empiece a dar abrazos, sonrisas, perdón y todo lo que sabes necesita tu familia, incluso si nunca te lo pidan o peor aún, lo rechacen.

Claro está que no será sencillo, pero de lo único que uno nunca debe arrepentirse es de haber dado lo mejor a los demás. No te voy a mentir, eso no pasará de una semana a otra, pero mientras más lo hagas, tu familia empezará a cuestionarse y tarde o temprano se verán los efectos de este ejercicio.

César Peña

Los comentarios están cerrados.