Comprender la incomprensión

Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén. Envió por delante mensajeros, que fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque se daban cuenta de que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos? Pero Jesús se volvió y los reprendió.  Luego se fueron a otra aldea.  Lucas 9, 51 – 56

Cuantas veces nos ha pasado lo de Jesús, hay gente que nos mira mal o quizá no nos dan la mano porque simplemente no vamos hacia donde ellos van. Vemos día a día que las personas buscan unirse y hacer “grupos de amigos” lo cual no es malo en primer lugar; pero esto se va desfigurando cuando en esos “grupos” solo entra gente que piense igual.

Encontramos variedad de espaciosa los que podríamos pertenecer; hay grupos para los que les interesa la literatura, a los que les gusta la informática, las matemáticas, los deportes, etc. En el campo religioso también encontramos diversidad, desde los más conservadores hasta los más efusivos. Pero eso no tiene nada de malo hasta que empezamos a actuar como “samaritanos” -no creamos que sea como el ejemplo del buen samaritano- que no quisieron recibir a Jesús, solo porque él se dirigía a un lugar del que los samaritanos no compartían. ¿Nunca te has alejado de alguien porque no piensa como tú?

En ocasiones nosotros no queremos apoyar proyectos porque simplemente no son los nuestros; encontramos mucha gente que se cierra a una manera de pensar y creen que únicamente como ellos piensan se debe pensar. Te invito a ser más aperturado a los demás, pero eso sí, con ideales y todo. Pero ¿que pasaría si nosotros no fuésemos los “samaritanos” sino más bien jugáramos el papel de Jesús que es rechazado?

Probablemente alguna vez te has sentido exiliado por ser como eres, por tus ideales cristianos y tus valores; encontrarnos que a muchos no les va a agradar que pensemos así y no compartamos actitudes que van contra la moral y los valores cristianos. Es una realidad que debes aprender a vivir ya que así como a Jesús lo rechazaron por ser distinto a ti también te harán lo mismo por no seguir la corriente del mundo. No te desesperes si te miran mal o te exilian de algún lado; mientras sea por tus valores cristianos siéntete dichoso. Detengámonos por un momento en la reacción de Santiago y Juan; como no quisieron recibir a Jesús ellos con mucho “amor” querían acabar con los samaritanos.

A veces cuando nos hacen mal por ser distintos tenemos tantas ganas de imitar a Santiago y Juan. Probablemente en algún momento de tu vida te han tratado mal, y es posible que las ganas de devolver mal con mal llena tu mente y hasta tu corazón; puede que al igual que los discípulos no fue a ti sino a alguien muy cercano a quien le hicieron mal y quieres tomar venganza - eso es muy común cuando los amigos y familia se van contra la expareja de alguien-.

Quiero a manera de conclusión, en primer lugar sepamos respetar las diferentes formas de pensar de los demás -que respetes no quiere decir que compartas-, no importa que no vayan a donde nosotros vamos. Si nosotros somos los dañados por pensar distinto o simplemente por infantil diversión de los demás, no busquemos actuar como los dos discípulos mas bien tomemos el ejemplo de Jesús en saber comprender a pesar de verse afectado por la incomprensión. Ya que, no tendría sentido profundo amar al que me ama, eso cualquiera lo hace y nosotros estamos llamados a no ser como cualquiera sino a ser diferentes.

César Peña

Los comentarios están cerrados.