¿Cómo ser santos?

Cada vez que escuchamos hablar de santos, siempre viene a nuestra mente esa imagen artística de algún personaje que fue canonizado por la iglesia, e inclusive vemos tan inalcanzable poder llegar a ser como alguno de ellos.

Nos hemos acostumbrado a pensar que ser santo es salir en una estampita o que nos hagan una novena; y más aún, creemos que fueron personas totalmente diferentes a nosotros. Pero si somos conscientes recordaremos que son seres humanos iguales a cada uno de nosotros.

La santidad es una opción de vida, y depende de cada uno cómo quiere llevarla. Cada persona debe decidir hacia que bando de la realidad quiere inclinar su vida. Para esto quisiera tocar únicamente tres aspectos que harán que tu vida sea cada día más cercana a la santidad.

  1. RELACIÓN CON DIOS.

Relacionarse con Dios no es sólo cerrar los ojos y pedir cosas. Si realmente quieres que tu vida tenga un aire de santidad, debes buscar a Dios en todo momento, ya que a veces hemos limitado a Dios a los espacios religiosos y ya. Dios debe ser una constante en cada persona, debe abarcar acciones, pensamientos, decisiones, etc.

Cada momento de la vida del creyente debe estar ligado a Dios. No sólo cuando hay dificultades buscar una intervención divina. Ya que así como Él está presente en nuestra vida en cada momento -aunque lo olvidemos- nosotros debemos estar presentes ante Dios siempre. Según como esté tu relación con Dios será el reflejo hacia los demás. Si en este momento le preguntas a alguien de tu entorno: ¿Yo reflejo a Dios? Prepárate para la respuesta.

  1. NADAR CONTRA CORRIENTE.

No es fácil buscar la santidad cuando el mundo -sociedad- te invita a hacer lo contrario. Es muy claro que tenemos una sociedad llena de avisos luminosos y atractivos que nos invitan a hacer lo opuesto a la voluntad de Dios. Cada día encontramos que es “normal” el aborto, la eutanasia, la mentira, la infidelidad, la humillación, el alcoholismo, la venganza disfrazada de justicia, corrupción, etc.

Es tan dura esta realidad que las personas se han desacostumbrado a manifestaciones de afecto sinceras y es por ello que ya hay más prevención que apertura al cariño puro y sincero. Actualmente no es posible en la gran mayoría de jóvenes ver que un muchacho le tome la mano a su amiga sin que éste quiera algo más o ella piense algo más. Hasta pareciera que se acabó la amistad sincera.

Siempre se está pensando mal del otro, o esperando en qué momento me hace daño. Todo esto gracias a que nos hemos dejado llevar por la corriente de la sociedad.

No porque algo sea popular tiene que ser bueno, o porque la mayoría de personas lo hacen, así debe ser. Una persona que busca la santidad, debe saber que ir contra la corriente no va a ser fácil, encontrarás amigos o adeptos, pero también muchos que no creerán en tu manera de ser, o que crean que eres como los demás que siempre estás buscando un beneficio particular; pero que aquello no te desanime, más bien sigue firme dando ejemplo a los demás y que crean que las personas pueden ser diferentes para bien.

  1. ALEGRÍA SINCERA.

Creemos que la alegría es una simple sonrisa o una carcajada por algo gracioso. La alegría debe verse en cada cosa que realices en tu vida. Mientras más cerca estés de Dios, tu gozo será mayor.

Si tienes a Dios en tu corazón lo que vas a reflejar con mayor fuerza es la alegría de tenerlo. Cada persona que se cruce en tu vida se vaya con una experiencia distinta de vida, que tenga una nueva visión y sentido de vida al acercarse a ti. A veces pasará que piensen que eres como los demás que tienen una doble intención al sonreír y como decíamos en el segundo punto: “creerán que tu intención es otra”.

Las personas pensarán mal, se burlarán o hasta te acusarán, pero a pesar de ello sigue contagiando la alegría y ganas de vivir que sólo te regala Dios.

César Peña

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