Alguna vez hablaba con una señora que estaba muy molesta, porque en el colegio de sus hijos no hacían ninguna celebración especial por el día del Padre. Estamos tan acostumbrados a que se le dé “menor” importancia a dicha celebración; y a veces sucede porque como todos sabemos, se ha creado un mito -en ocasiones fundamentado- con respecto a los padres. Se dice que ellos no son tan cariñosos como las madres o que a los hombres no les interesa que les hagan celebraciones de ese tipo.
Probablemente tienes un papá muy cariñoso o no, pero lo que si queda totalmente claro, es que es tu papá. No podemos cambiar eso. Puede ser que algunos quisieran que sea diferente; alguien que haya estado siempre pendiente de cada detalle de tu vida y con expresiones de afecto más sobresalientes. Pero no podemos centrarnos sólo en las deficiencias de afecto.
Hoy quiero invitarte a descubrir la grandeza de tener un padre a tu lado; puede que no sea como lo esperabas y lo veas serio o como un “hombre de hielo”, pero es quien te dio la vida. Claro está que en nuestra sociedad vemos como hay muchos hombres que solo engendran y se olvidan de la responsabilidad que implica ser padre, o peor aún, se quedan a su lado pero viven dañando a esa pequeña vida.
Si tú vives alguna de estas realidades, te propongo saludar y expresarle tu amor a aquel hombre que de engendró, si no lo tienes cerca o sabes que no lo aceptará, eleva una oración por él. A veces es muy difícil o casi imposible reconciliarnos con aquella persona que nos dañó, pero intenta hacerlo.
Busca en tu corazón y recuerda que tienes a un Padre que nunca te ha olvidado, que siempre está dispuesto a escuchar, y sabe lo que sientes en este preciso momento. El amor de Dios Padre es inmenso que llega a tu vida a sanar cualquier herida que hayas sufrido por causa de tu padre carnal; cuando sientas eso pide a Dios por él.
También reconozcamos a aquellos padres carnales o adoptivos que reflejan el amor de Dios con sus hijos. Hombres que nunca van a dejar de amar a sus pequeños por más grandes que sean. Siempre están dispuestos a proteger, escuchar, jugar, abrazar y buscar dar alegría con cada detalle; obviamente tendrán errores, pero siempre prevalecerá el amor que otorgan.