Rosario de vida

Una de las expresiones marianas más sublimes que existe es el Santo Rosario, pero olvidamos que existe una relación con nuestra vida de manera directa. Rezar el rosario no es únicamente repetir una oración bella o llenar el vacío de tiempo que tengamos en el día; cuando una persona vive realmente esta experiencia, quiere decir que está contemplando la vida de Jesús.

No basta con decir que amas a María o eres mariano a morir, significa más bien que tomas como ejemplo la vida de María, para así poder llegar a Jesús. Si tan sólo cada una de las personas que toma un rosario entre sus manos permitiera que a ejemplo de María su vida se transforme, nuestra experiencia religiosa y de vida sería radicalmente distinta.

Encontramos personas que llevan como estandarte a María y que cada vez que van a emprender algún proyecto, por muy grande o pequeño que sea le piden a María su intercesión. Pero no se trata que María le diga a Jesús que conceda aquella petición; se trata más bien que nosotros empecemos a ver a Jesús con los ojos de María.

El rosario debe reflejarse en tu vida, ya que con esa misma boca que proclamas el Ave María, en muchas ocasiones también dañas a tu prójimo. Debemos permitir que cada una de las personas que lleguen a nuestra vida se vean afectadas positivamente con nuestra forma de ser con cada detalle. Que no seas de aquellas personas que prefieren rezar que ayudar a su prójimo cuando los necesitan –iniciando por su familia–, eso en la Biblia se llama legalismo y  Jesús lo deja bastante claro en la parábola del buen samaritano.

Hoy te invito a ser el reflejo de cada palabra que implica el rosario; que tu relación con tus seres queridos sea cada día más cordial y afectuosa. En tu espacio de oración, ya sea parroquia, grupo, comunidad, ministerio, etc no sea una participación sólo por unas horas sino que realmente afecte tu vida. No olvidemos también nuestro espacio laboral, ya que en muchos de los casos pasamos la mayor parte de día conviviendo con compañeros de oficina, y es ahí donde quizá los problemas del día, angustias, cambios de humor, ideales pueden generar altercados o malentendidos que hará no sólo un daño a las personas involucradas, sino también disminuye tu capacidad de desarrollo en este ambiente.

Empieza a llevar el rosario a tu vida, pero que no sea únicamente un rosario físico, sino más bien un rosario con tu manera de vivir. De nada sirve ser mariano de nombre; es como ser cantante y no cantar, futbolista y no jugar o cristiano y no amar.

César Peña

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