Tener fe no implica creer en todo

Cuando hablamos de fe siempre se nos viene la mente la palabra creer, ya que hemos escuchado a lo largo de nuestra de vida que debemos creer a pesar de, y la verdad eso sí es cierto.

Pero el problema viene cuando empezamos a creer en todo lo que se nos viene a la mente, todo lo que nos dicen o escuchamos por ahí debe ser seguido literalmente. Si uno ingresa a internet o busca cualquier canal de televisión podrá encontrar cantidad de conceptos o teorías sobre la Biblia, Dios o la iglesia. Es claro que todos tenemos derecho a creer en lo que mejor nos parezca, pero todo tiene un límite y más aún cuando decimos profesar una experiencia de fe.

No se trata de creer por creer, es más bien buscar cada día como profundizar en la experiencia que estamos viviendo siempre; es buscar conocer lo que decimos amar y poder sustentar y defender la verdad que creemos.

Puede sonar gracioso, pero aún hay personas que siguen creyendo en “la manzana de Adan”, ya que nos quedamos solo con las voces que encontramos en los pasillos que en ocasiones se convierten en “chismes” de la Biblia o la fe. En la actualidad que la red de internet nos tiene inundados de información y nos limitamos a copiar y pegar asumiendo que todo lo que aparece por ahí es cierto, eso mismo pasa con las cosas que creemos. Encuentro aún personas que creen en Dios, pero que también lo hacen en ciertas cadenas que “si no las envías te pasará algo malo y si la envías recibirás una bendición”.

No se trata de juzgar a quienes se han quedado en la primera capa de la fe que no compromete a formarse y que se queda en sensacionalismo muy atractivos que nos adormeces y nos generan la idea que creer es cerrar los ojos y caminar hacia el abismo.

Creer implica un compromiso que nos invita a profundizar en la fe y buscara cada día dar pasos firmes y serios en la experiencia de Dios que tenemos. No se trata de conformarnos que nos dice una novela sobre la vida de un personaje bíblico o esperar a ver un documental en semana santa sobre las “cosas ocultas de la iglesia”.

Hoy decidamos crecer en la experiencia de vida que fe que profesamos, avancemos cada día más y así no terminaremos creyendo en “todo” lo que aparece por ahí.

César Peña

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