Dejarlo todo

Es tan común que las personas tengamos ganas de en un instante dejarlo todo y no mirar atrás; la sensación de cansancio y sinsentido llega en algún momento de la vida, y queremos salir corriendo sin importar a quiénes o qué dejemos en el acto.

Creo que todos tenemos derecho a cansarnos y querer huir; inclusive pienso que debemos exteriorizar esas sensaciones, ya que si no lo hacemos, la implosión termina autodestruyéndonos. Pero el problema no es ese, sino más bien la forma en la que expresamos la frustración que nos trae el agotamiento físico, mental, espiritual y demás.

Existen formas para todo lo que queremos expresar y también con quién lo hacemos, porque no se trata únicamente de liberar las cargas con quien realmente no es culpable total de la situación. El cansancio es personal, y cada uno debe saber cuál es la forma correcta de descansar. Nos debe quedar claro que no siempre se podrá dejar de realizar ciertas acciones y responsabilidades, ya que la vida implica compromisos.

Lo peor que debemos hacer es contarle a todo el mundo lo que se está sintiendo es ese momento, ya que no a todos les va a importar –suena duro pero es así– tu vida. Es complicado, ya que en este mundo tan virtualizado las personas expresan sus emociones con poca precaución no solo por la red sino presencialmente y no se dan cuenta que están dejando una imagen difusa de lo que son realmente. Revisaba un estudio sobre las personas que publican sus emociones en las redes sociales y descubría que en muchos de los casos es porque no las saben manejar y buscan un apoyo social para equilibrarse, incluso son personas que en ocasiones no las pueden manejar si no tienen apoyo de un tercero.

Como una simple sensación de dejarlo todo puede hacernos descubrir rincones oscuros de nuestra vida. La idea es conocer el motivo que nos mueve a ese sentimiento y poder trabajar para poder superarlo. Ya que es sencillo salir corriendo, así sea por una hora, y dejarlo todo, pero lo que no se mide es que en un segundo podemos alejar a las personas que realmente valen el esfuerzo y las ganas de seguir luchando.

Un líder debe saber controlar sus emociones, y no significa que no se va a sentir nada, sino precisamente que en momentos como ese seamos asertivos y sepamos actuar de la mejor manera.

César Peña

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