Caminar en fe

Cada niño cuando empieza a caminar siempre tendrá caídas como cualquier persona que inicia una nueva etapa. Claro que los pasos son aún inseguros, pero eso sí, con todas las ganas y energía que implica la novedad de algo.

Hoy quisiera que reflexiones en cómo estás caminando y si es justo que te sientas mal por caer en medio de esa confianza que tienes en Dios. Algunos creen que cuando se inicia un camino de fe hay que dar únicamente pasos seguros sin ningún temor o duda, pero eso es pedir que dejemos de ser seres humanos. Si revisamos la Biblia, encontraremos que está llena de humanidad y en medio de ella cada uno de esos hombres y mujeres caminaron en fe hasta Dios.

Un camino siempre es nuevo y diferente, por más que llevemos años en lo mismo y tiene sorpresas inesperadas, ya nos lo recuerda el texto bíblico: “cada día trae su propio afán”, pero a veces en medio de los afanes terminamos desanimándonos por ciertos tropiezos o caídas que experimentamos.  No hablo de caídas de pecado, es más bien de falta de confianza y desánimo frente al gran reto que significa la vida.

Claro, caerás, pero eso es solo uno de los tantos golpes que debes saber vencer o sobrellevar en el diario vivir. Cuando creas que ya no existe ninguna salida recuerda que Dios está contigo y el abre caminos donde parece imposible. Eso sí, nunca creas que debes ser únicamente un roble que no debe mostrar su debilidad, porque por más grande y fuerte que seas también tienes posibilidad de quebrarte.

Te invito a creer un poco más en el poder de tu Creador, pero también creer que tú eres esa respuesta de Dios para tu vida. Quizá hoy las cosas no van como lo esperabas, pero siempre hay un aprendizaje en medio de todo; recuerda que cada dificultad que viene a confrontarte debe ser un trampolín para alcanzar la bendición que está más allá del dolor.

César Peña

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