Una navidad inesperada

Hay situaciones que nos llegan de manera tan inesperada y nos sorprenden, muchas son agradables y otras no lo son tanto, pero también existen aquellas que llegan como un golpe casi mortal a nuestra vida.

Suena tan extraño hablar de navidad y golpes mortales, pero nos agrade o no, es lo que millones de personas están viviendo en este preciso momento. En esta época navideña vemos como las personas se desesperan cada día más por adquirir regalos y demás, inclusive gastándose lo que probablemente no tenían, pero aquel “esfuerzo” valía la pena.

En este último tiempo me he encontrado con personas que han tenido que vivir realidades muy duras a causa de las malas acciones de otros, personas que nunca hicieron nada para merecer sufrir de la manera en que lo están haciendo, pero que, en esta noche buena, ese último calificativo probablemente no estará o se encuentra demasiado oculto por el dolor.

No quiero que solo digamos: “voy a valorar lo que tengo, ya que hay personas que sufren más que yo”; es más bien poder movernos a ayudar a quienes en este momento estás necesitando algo. Puedes empezar por los más cercanos: tu familia, y desde ese punto seguir ampliando tu horizonte hacia los demás. En navidad no se trata de llenarme de cosas y pasarla bien, se trata más bien de saber desprenderte por las personas que necesitan algo. No será sencillo, pero siempre necesario.

Conozco personas que suelen reunirse para compartir comida y detalles en familia, pero no saben qué situación vive ese familiar que con un esfuerzo sobrehumano pudo dar la cuota para la cena, o cenamos hasta quedar satisfechos sin imaginarlos que en la casa de al lado hace falta algo.

La navidad significa buscar a quienes también se encuentran en un establo rodeados de mal olor porque sencillamente no tienen donde recostar la cabeza; saber que nosotros podemos cambiar el mundo de alguien con una cena o recordarles que Dios jamás los ha dejado solos y que siempre existe esperanza es lo que significa la navidad.

Emanuel es Dios con nosotros, pero no olvidemos que cada uno de los que estamos en esta tierra somos embajadores del Creador, quienes debemos representarlo en el menos favorecido, en quien cree que no será una noche buena, quienes por cualquier circunstancia no tienen a sus seres queridos para abrazar y poder decir feliz navidad.

No quiero que solo sientas tristeza por quien sufre, quiero de todo corazón que hagas algo, aunque sea por uno, ya que Dios lo hizo todo por ti. Que sea una navidad inesperada porque hiciste aquello que marcó la vida de quien no lo esperaba.

César Peña

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